Operación Matanza*
Un intelectual
que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción
andante y el que comprendiendo no actúa tendrá un lugar en la antología del
llanto pero no en la historia viva de su tierra. (Rodolfo Walsh)
El día 27 de
octubre de 2012, en una pequeña sala de conferencias de la Universidad de Harvard
en los Estados Unidos, el presentador corona su introducción de la presidenta
argentina y le da la voz. “Please welcome
the admirable Cristina Fernández de Kirchner[1]”,
dice seguido de algunos aplausos. Afuera un grupo de abogados y especuladores
financieros coordinados por una asociación vinculada a ex represores argentinos
le reparte a la gente un listado de preguntas para realizarle a la Presidenta. Tras
bambalinas, las plumas ilustradas de la oposición, Beatriz Sarlo y Jorge Lanata,
fantasean la revolución libertadora con los alumnos de la tan celebrada
universidad donde estudiara (y diera clases) el ex ministro neoliberal Domingo
Cavallo y el intelectual orgánico de la derecha conservadora Mariano Grondona.
Mientras tanto, dentro del auditorio, Cristina se explaya por más de cuarenta
minutos sobre el modelo político y económico que el partido de gobierno viene
aplicando desde el 2003 a
la fecha. Finalmente, se da inicio a una conferencia de prensa con algunos
selectos alumnos de la usina imperialista.
“Vos sabés la cantidad de argentinos que ni
siquiera pueden llegar a la
Universidad de la
Matanza, (…)vos tenés la suerte de estar estudiando en
Harvard ¿Te parece que podés hablar de cepo cambiario? ¿No te parece un poco
injusto con el resto de los argentinos?” responde Cristina Fernandez de
Kirchner con su característico cinismo ante las preguntas que la irritan. Inmediatamente
posterior, fue el turno de un estudiante venezolano. La Presidenta argentina
esperó sonriente una pregunta acerca de su par venezolano, sin embargo su
interlocutor leyó nervioso una de las preguntas que entregaba la asociación de
especuladores financieros de los fondos buitres: “En vista de los constantes ataques que medios, intelectuales y
periodistas, no necesariamente opositores, sino críticos, han recibido ¿Usted
cree que existe la libertad de ideas y la libertad de expresión en Argentina?”
La Presidenta
contestó destacando el régimen de libertad de expresión que impera en la Argentina, y volvió a
burlarse de su interlocutor. Le siguieron preguntas de un funcionario de un
partido de la oposición sobre la re-re-elección, sobre sus planes luego del
2015, sobre su situación patrimonial y sobre las relaciones bilaterales con
Paraguay. La séptima pregunta fue de otro estudiante argentino, que
reproduciendo acríticamente el sentido común, volvió a irritar a la Presidenta: “Yo soy
Juan, de Argentina también, y también me siento muy privilegiado de poder ser
uno de los pocos argentinos que puede hacerle preguntas…” comenzó el estudiante
por lo bajo, a lo que la
Presidenta argentina contestó a media voz: “Ay, pero… ahora le voy a contestar sobre eso”,
mientras el joven seguía con su preguntas acerca de la falsedad de las
estadísticas nacionales e instaba a la Presidenta a realizar una autocrítica. “Primero te voy a contestar porque no se lo
conteste a tu anterior compañerito” respondió Cristina irritada, “sobre el tema
de que soy uno de los pocos privilegiados que…” un silbido interrumpe a la Presidenta que luego
continúa con su característico tono “chicos,
estamos en Harvard, estamos en Harvard, esas cosas son para la matanza, pero no
para Harvard… Esta frasecita 'soy uno de los pocos argentinos privilegiados',
mirá será porque están acá en Harvard y no se enteran, yo hablo con millones de
argentinos.”
Las palabras
de la Presidenta
han tenido muchas interpretaciones. Un lector del diario "La Nación" sintió la
necesidad de expresarse al respecto y reflexionaba en una carta de lectores del
día Domingo 30 de Septiembre: "Cabe
lamentarse por las infortunadas palabras de la señora Presidenta acerca de la Universidad Nacional
de La Matanza."
Interpretándolas claramente de un modo ofensivo para con la comunidad educativa
de dicha Universidad y con el partido en general. En el arco político y
académico hubo diversas visiones sobre lo ocurrido. El rector de la UNLaM, Daniel Martínez,
afirmó que “fueron desafortunadas las
declaraciones de la
Presidenta y sostuvo que la expresión presidencial generó
una "sensación de tristeza en toda
la comunidad" de ese distrito del oeste del conurbano. El intendente
de La Matanza,
Fernando Espinoza, tuvo una posición
diametralmente opuesta e interpretó que los dichos de Cristina sobre La Matanza en Harvard fueron
en “tono irónico” a la vez criticó a
algunos medios de comunicación que “distorsionaron
las palabras de la jefa de Estado porque están desesperados”, y también se
refirió a la interpretación de Martínez como "errónea porque capaz se dejó llevar por la película virtual de
algunos medios”.
Asombrados
ante la diversidad de opiniones acerca de las referencias de la presidenta a la
Universidad de La Matanza, nos pusimos en contacto con el lector de "La
Nación" con el fin de que pudiera darnos más detalles sobre su opinión.
Para nuestra sorpresa, en el mismo sentido que el Intendente Fernando Espinoza,
que hizo hincapié en que la UNLaM “es una
universidad por la que Néstor (Kirchner) y Cristina han hecho muchísimo y, por
eso, ahora es un ejemplo en todo el mundo gracias al modelo de país que refundó
Néstor y continúa Cristina”. El lector resaltó que: "La UNLaM es un ejemplo de limpieza, de comodidad en sus
instalaciones, de pacífica convivencia estudiantil, de excelente nivel
académico en cada una de las disciplinas que se dictan."
Por su
parte, el Gobierno de la Nación ha venido desarrollando una política fuerte de
valorización de las universidades del Conurbano, así como la creación de nuevas
casas de estudio. Desde el inicio del mandato de Néstor Kirchner ha aumentado
en $ 230 millones los aportes a la Universidad de La Matanza, las becas
aumentaron de 90 a 264 por año, con un monto total invertido, en ese tiempo, de
$ 6 millones en 1.923 alumnos. Este año en particular se invirtió $264,3 millones, lo que significó un aumento
de $233 millones con respecto a lo enviado en 2003, y "Los programas de calidad educativa, en
tanto, fueron beneficiados con $ 2,5 millones desde su inicio en 2006 y en el
rubro infraestructura fueron $ 4,4 millones lo enviado durante 2010 y 2011, y $
1,5 millón lo previsto a financiar durante este año" de acuerdo a lo
informado por el Ministerio de Educación. Teniendo en cuenta estos datos duros
que son de público conocimiento, nos resulta extraño inferir que la Presidenta
de la Nación tenga intenciones de ofender o defenestrar a una Universidad a la
que le ha dado tanta importancia. Incluso desde el punto vista electoralista,
resulta extraño que una presidenta de gran apoyo popular se refiera en esos
términos al municipio más grande del país, mayor incluso que varias provincias.
Por eso es lógico deducir que el comentario en referencia a La Matanza,
proferido por la Presidenta de la Nación, haya apuntado a los imaginarios que
ella consideraba que tienen los estudiantes de Harvard, pertenecientes a
sectores privilegiados y elitistas, sobre los habitantes del conurbano.
En el
intercambio realizado con el autor de la carta de lectores, éste reafirmó su
posición crítica a los dichos de Cristina Kirchner. Sin embargo, resaltó la
contradicción que suponen esos dichos con la inversión del gobierno en la UNLaM,
a la cual pone “en línea con la política
progresista de este gobierno en materia de educación pública”. A su vez,
para este extraño lector del diario "La Nación", que se sentía
consustanciado con el proyecto político del gobierno, y con el campo “nacional y popular”, su mayor
preocupación era "que el pueblo de La
Matanza entienda esta desconsideración como un agravio gratuito a lo que es su
orgullo, es decir la UNLaM." Puesto que esa era su situación: "Yo me sentí molesto" expresó
al final de un correo electrónico e infirió: "Creo que a los alumnos les habrá ocurrido lo mismo"
Ante esta
situación, sentimos la necesidad de consultar a algún miembro de la comunidad
“agraviada” que pudiera echarnos luz sobre las implicancias del comentario de
la Presidenta.
Julieta
Pros, es una joven de 23 años. Vive en la zona oeste del Conurbano Bonaerense,
más precisamente en el Municipio de Ituzaingó. Estudió Comunicación Social en la UBA pero el entorno elitista y
academicista descontextualizado de la realidad social la expulsó y ahora
estudia Derecho en la
Universidad de La Matanza. Cuando le pedimos que nos expresara su
opinión, lo primero que advirtió fue su incapacidad de ser objetiva, aunque era
eso precisamente lo que buscábamos: la opinión de alguien directamente
involucrado. "Las palabras de
Cristina pueden no haber sido las correctas.” Respondió preocupada. “Puede haberse equivocado a la hora de
expresarse así en Harvard. Pero obvio, siempre dependiendo de qué lado esté el
destinatario del mensaje. En mi caso, me siento más representada en un barrio
en el que la gente salta, chifa o grita expresando esos signos vitales, que tan
reprimidos están en el país del norte (no olvidemos que son
'civilizados')." Y luego agregó "En
una Universidad ubicada en el distrito más grande y pobre del Conurbano
Bonaerense hoy se estudia igual que si vivieras en CABA, no sólo acceden las
personas "calificadas" que pueden ir a la UBA o a universidades
privadas, pueden estudiar pibes que viven por ahí cerca, que hace (bastantes
pocos) años atrás ni siquiera hubieran tenido la opción de elegir algo más que
la secundaria".
Otro
matancero que se expresó sobre este tema fue el dirigente Luis D' Elía, que lo
hizo a través de la red social twitter: “los
matanceros desautorizamos las declaraciones del rector de la Universidad Daniel
Martínez, que articulan con las preguntas del PRO en Harvard”. Y agregó: “Nos llenó de orgullo a los matanceros
oponiendo nuestra raigambre popular a la pedantería pavota de las elites en
Harvard”. Se sumó a estas críticas, sobre la interpretación moralista de
los dichos, la decana de la
Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional
de La Plata,
Florencia Saintout, quien fue contundente y lapidaria con Martínez: “El rector sale en una entrevista con
‘Chiche’ Gelblung, uno de lo perpetuadores del genocidio en la Argentina, y le dice
‘qué mal que la presidenta menosprecie a esta universidad’. Jamás se podría
decir que este gobierno menosprecia a las universidades y mucho menos cuando se
han creado en los últimos años nueve universidades, la mayoría en el conurbano”
En este sentido afirmó: "A mí me
sorprendió mucho que no pudiera leer la ironía que había en estas menciones de la Presidenta.”
A pesar de
expresar que: "Entiendo que se ha
tratado de un simple exabrupto, ya que me consta que la señora Presidenta
conoce personalmente dicha universidad y sabe que es un orgullo no sólo para el
partido de La Matanza sino para el país." El autor de la carta no
percibió una ironía por parte de la Presidenta y resaltó: "Con respecto a la supuesta ironía, si lo fue, no pareciera que
una persona con su capacidad intelectual haya deslizado una ironía de pobre
contenido"
Analizando
la situación en profundidad, y lejos de molestarse con la Presidenta de la
Nación por sus dichos, Julieta afirmó: "La
ubicación geográfica, el comedor accesible, las becas en apuntes, el nivel
académico y la belleza de La Universidad de la Matanza, no hace más que igualarnos
como sociedad, nos da una chance de crecer y sobre todo, queda demostrado que
muchos jóvenes (eternamente estigmatizados) sí tienen la oportunidad, intentan.
Todos y todas tenemos los mismos derechos a elegir educarnos, en esta
universidad a la que asisto con orgullo y bajo este gobierno ha quedado
demostrado." Es claro que la creación de la Universidad de La Matanza
y la constante inversión que realiza el Gobierno Nacional para garantizar unas
condiciones edilicias óptimas y una educación de calidad en una zona relegada
del Conurbano tiene que ver con su política de priorizar la educación como
pilar fundamental de la sociedad y de la inclusión social que surge a raíz de
ella. No es casual que haya aumentado el presupuesto de educación a más del 6%
del PBI (por ley) y que haya creado desde la asunción de Néstor Kirchner en el
2003 nueve universidades en distintos puntos del país para garantizar un acceso
a la educación más equitativo e inclusivo. En esta misma línea también propagó
medidas como la Asignación Universal por Hijo que hizo aumentar la matrícula
escolar en una cantidad considerable.
En este
contexto es poco entendible que se piense que Cristina Fernández de Kirchner,
mentora de estas medidas, haya pretendido insultar u ofender a una Universidad
que ella misma se esforzó por mejorar. La ironía de la Presidenta en sus
discursos no es una novedad y escuchando sus palabras, en relación a sus
acciones, es imposible creer que quiso defenestrar a la Universidad de La
Matanza o a sus estudiantes. Sólo alguien ingenuo o mal intencionado podría inferir
esta suposición. Y sólo alguien mal intencionado, apoyándose en la ingenuidad
de otros, podría armar una operación política en torno a un elemento tan
intrascendente de un discurso mucho más amplio. Si volvemos sobre la idea del
peso político que tiene el distrito de la matanza, y sobretodo para el actual
partido de gobierno, no resulta ilógico pensar que cualquier intento por
menoscabar su representatividad de ese sector de la sociedad es una buena estrategia
de deslegitimación de un gobierno popular.
Pero, tal
vez una operación tan burda sólo sirva para indignar más a los indignados,
puesto que incluso los adherentes al gobierno que cayeron en el juego,
identifican la insignificancia del suceso. Por ejemplo, nuestro lector de La
Nación, si bien se sintió ofendido por las palabras de la Presidenta remarcó
que: " los problemas (del país)
se están solucionando" y continuó: " Me
gusta este proyecto político porque por primera vez en la historia (salvo el
periodo 45/55) se está poniendo freno al gobierno de los socios de la Sociedad
Rural Argentina, y ello no se soporta por parte del poder económico
acostumbrado a gobernar a través de peleles (Uriburu, Ongania, Videla, Menem,
De la Rua)." Aunque nos
resulta, por lo menos, irónico que criticando al poder económico haya escrito
una carta a un medio de comunicación representante de este mismo poder
económico al que él critica.
El diario
"La Nación"
históricamente ha sido vinculado con los sectores de derecha más pudientes de la Argentina y se ha
caracterizado por su rechazo a las medidas inclusivas y populares. No sólo es
un diario elitista, hecho que es totalmente válido y aceptable, sino que fue cómplice
de la dictadura y omitió informar sobre las torturas y delitos más graves ocurridos
en la historia de nuestro país. A ese medio de comunicación le escribe un
lector teóricamente perteneciente al campo nacional y popular para criticar a
una Presidenta que, según sus mismas palabras, lleva un proyecto político que
le simpatiza, le pone freno a la Sociedad Rural y es cuestionada por el poder
económico concentrado. A resolver esta incógnita nos avocamos en nuestro último
intercambio, a lo que el autor de la carta expresó: "El diario La
Nación no está en línea con mi pensamiento político, lo
considero, conservador y elitista. Yo soy nac. & pop Escribí en La Nación porque es un medio
que leo para no escuchar mi propio discurso y porque me siento libre de
discutir en cualquier medio.” El deseo de la pluralidad es válido y saludable,
sólo cabría preguntarse la funcionalidad política de montarse sobre una
operación orquestada por la derecha para expresar su adhesión (o incluso su
disconformidad, si así fuera el caso) en la mismísima tribuna de doctrina que
encarna el Diario La Nación,
donde su discurso es publicado meramente en la medida de que sirva a sus
intereses.
*escrito en conjunto con Luciana Di Gioia.
[1]
Traducción: “Por favor,
démosle la bienvenida a la admirable Cristina Kirchner”
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