Biodiversidad paralela.



            Recientemente hemos tenido la oportunidad de conducir una de las pesquisas científicas más prometedoras de los últimos siglos. A continuación, la investigación:
            Desde hace más de treinta años, circula en el discurso popular la figura mitológica de una dimensión paralela que periódicamente establece un vórtice de comunicación con nuestro universo. Este grupo de científicos de la Universidad de Buenos Aires, luego de recolectar infinidad de testimonios, decidió enviar un equipo de exploración al sitio donde se asevera que se produce la superposición de dimensiones. Allí se encontró el vórtice en pleno funcionamiento: luego de traspasar un túnel recubierto con pancartas jeroglíficas y un extraño culto a la letra ñ, los investigadores pudieron realizar una expedición de reconocimiento por la dimensión transpuesta.
            Hemos formulado la hipótesis, aún sin contrastar, de una atracción gravitatoria menor en aquella dimensión, fundamentada principalmente por la presencia de pequeños ortoedros de papel y derivados, cubiertos de imágenes y letras, aparentemente con la única función de mantener las mesas adheridas al césped multicolor. Asimismo, sería este principio el que permitiría la coexistencia de dos variaciones de una misma especie dentro del ecosistema.
            La criatura en cuestión, taxonómicamente ubicada dentro del reino animal, es un cuadrúpedo cuya piel puede adquirir diferentes coloraciones. Una de las variedades, sin embargo, siempre se presenta con tez grisácea y de tamaño mediano.
La alternativa que puede adoptar diferentes características cutáneas, es a su vez la más densa de las dos, lo que le permite un mayor arraigo a la superficie. A su vez, también acepta la colaboración de los seres humanos para tal fin. Mantiene con ellos una relación simbiótica en la que acepta sumisa el descanso del cuerpo del hombre sobre su lomo a cambio de una mayor adherencia. Se trata de un animal sedentario y estático. Mantiene conductas pacíficas y aparenta estar en situación de letargo constante. De allí deriva su nomenclatura: descansador pasivo.
En contraposición, la otra variedad de esta especie presenta conductas mucho más dinámicas. Una diferencia fundamental es su actitud agresiva hacia el ser humano a quien parece considerar un enemigo natural. Pero, fundamentalmente se diferencia del descansador pasivo por su menor densidad. Esta característica le permite elevarse de la superficie y agredir a sus enemigos por medio de embestidas aéreas. Teniendo en cuenta estos datos nos resultó impertinente la denominación de descansador para esta mutación, por lo optamos por la terminología más genérica de silla.
La novedad de nuestra investigación, además de la desmitificación de otras dimensiones, es que si bien es cierto que sillas existen incluso en nuestra realidad, sólo en esta otra se encuentra una variedad voladora que arremete con violencia contra otros individuos. Sin embargo, aún buscamos más pruebas que fundamenten nuestra hipótesis de campos gravitacionales diferenciales entre ambos universos. Por ello, incitamos a todas las personas de vocación inquisitiva a recorrer aquella realidad paralela, conocida vulgarmente como “La feria del libro”.

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